martes, 12 de junio de 2012

Otras Inquietudes: "JOANA NIEMAND": Entrevista a Carmen Lloret

Dramaturga de fuerza asombrosa, su última obra "Joana Niemand" es un monólogo arrebatador que llega a la fibra por la autopista central de la humanidad que supura el personaje central de la misma, del que se sirve para hacer un retrato del momento tan duro en el que nos ha tocado vivir y, más en concreto, de la vida en la calle: Esa a la que, desgraciademente, se está teniendo que amoldar tanta gente últimamente. De todo esto y más hemos hablado con Carmen Lloret, su autora, una voz que pide a gritos ser escuchada dentro de una escena devaluada, en la que destaca por derecho propio.


¿Cómo ha sido el parto de una obra tan cruda?
Ha sido muy duro porque he tenido que meterme en la piel de una persona que lo ha perdido todo, hasta tal punto que ha acabado en la calle, totalmente sola y desprotegida.

Una de las cosas que más me gustaron de la obra fue, precisamente, esa mezcla de crudeza y poesía. ¿Fue algo premeditado, antes del proceso creativo, o algo que fue surgiendo naturalmente?
La poesía fue surgiendo a medida que escribía la obra. La crudeza no, estaba ahí desde el comienzo porque era algo esencial en la misma. No podía hacer una obra blanda sobre un tema tan duro.

Tanto el personaje principal de la obra, como el de Paco, están tratados con mucho cariño. ¿Te basaste en alguien conocido para darles vida, o te los inventaste completamente?
El personaje de Paco es imaginario. Solo tomé de la realidad su nombre, que era el de  mi tío, y el personaje de la mujer también me lo imaginé, y se fue forjando a lo largo de la obra. Me interesaba mucho la faceta de que fuera una persona cualquiera, una persona desconocida, anónima. De ahí su nombre, “Joana Niemand”, que significa “Juana Nadie”. Lo único que tomé de ella de la realidad fue la historia de una mujer que conocía una persona cercana a mí, que era una persona normal y corriente, y que de golpe y porrazo acabó en la calle. En esa experiencia basé parte del personaje.

El tema de la indigencia es algo universal que siempre ha estado ahí, pero ahora más que nunca. Sorprende leer algo sobre este tema en tiempos en los que la gente prefiere la evasión a la crítica. ¿No crees que esto será un obstáculo para su difusión?
Espero que no lo sea. En un momento como este hay que sacar este tipo de temas porque forman parte de la realidad de hoy en día y, muy en concreto, de la española, ya que cada vez vemos más gente viviendo en la calle. De hecho, esta obra es una continuación de la obra que escribí con Juan Soto Viñolo “La Hipoteca de nuestra vida”, en la que al final de la obra Óscar y Cristina, los dos personajes protagonistas, están ante la incertidumbre de si van a poder seguir conservando su casa, o si van a acabar convirtiéndose en indigentes. Joana Niemand es la continuación de esa incógnita en la que, lamentablemente,  se encuentra mucha gente.

¿Qué piensas del estado actual del teatro en España?
Es cuestionable. El teatro español se está muriendo, hay pocos buenos dramaturgos y está en manos de lo comercial, los musicales, los monólogos, todo esto por un lado. Lo alternativo depende de las subvenciones, que cada van a ser menos o, quién sabe si van a desaparecer. Por otro lado, a nivel de calidad, lo alternativo tampoco es mucho mejor que lo comercial.

En cuanto a esta última cuestión, ¿cómo está siendo el trabajo para poder representarla? ¿Tienes ya a gente involucrada en el proyecto?
Sí, ya tengo una actriz, Sonia Barba, muy buena actriz, que ya ha empezado a trabajar en el texto. Esperamos estrenar en diciembre de este año, por lo que estoy muy contenta.

¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
Sigo buscando productora o teatro para La hipoteca  de nuestra vida. De hecho, no pararé hasta que se represente. Por cierto, Pablo Chiapella, el Cuqui de la serie La que se avecina,, sería perfecto para el papel protagonista, pero hasta ahora no he conseguido contactar con él. Y además, tengo un proyecto de tres entremeses: Un tríptico tragicómico sobre la crisis, con mucho humor sin dejar de lado la crítica. Cambiando un poco de tercio, vamos (risas).

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